«Como un pájaro roto en muchas alas…» (José Ángel Valente)
Soñé que escribía una página azul.
Soñé que de la jaula de mi cabeza salían los pájaros de la imaginación. Libres. Frente al huracán descontrolado de los días, soñé con una hoja sin tachones ni borrones. En limpio. Sin renglones.
Soñé que no había tijeras, ni nubes. Que escribía con las manos desatadas. Sin goma de borrar. Sin las cadenas del dictado. Soñé que podía volar. Que podía soñar. Que podía escribir.
Porque las palabras son alas.
Y escribía en el cuaderno en blanco de los picos de nieve. Sobre las rizadas crestas de los árboles. Mis palabras eran pinturas que iluminaban todos los colores. Las tierras y los mares. Y volaba sin miedo al rumbo.
Escribía como escriben las águilas, desde la plenitud de su altura. Como trazan las cigüeñas su camino silencioso a la busca de otros mundos. Como los vencejos, en su largo y pertinaz destino. Escribía palabras sin ruido. Palabras como vuelos.
En mi sueño, me encontré con Ícaro que volaba hacia el sol con sus alas de cera… Por un instante, intenté seguir su imposible viaje… Me miré: y no tenía alas. .. Aunque seguía haciendo garabatos en el cielo…
Así, en medio de la paz de las palomas, de repente, escuché un sonido vertiginoso. Como una pesadilla de hierro y queroseno… Un rayón inmenso de vapor de agua rompió la metáfora del horizonte. Y mi sueño.
Me desperté en la terminal infernal de un aeropuerto plagado de alas rotas…
Después, cual ángeles caídos, volvieron los saboteadores… Para entonces, mis palabras, libres al fin, volaban ya muy lejos…
A cielo abierto.
Foto y texto: Manuel Belda
¿Cómo puedes escribir sobre un hecho tan terrenal, tan irritante, un hecho que nos ha hecho a todos hablar y gesticular, y cargarnos de razón, y…
¿Cómo darle la vuelta y encontrar la belleza y dárnosla, a nosotros, y poder relativizar y encontrar el movimiento, y quedarnos en la lectura y olvidar la rabia, las críticas, los malos humores, y sólo quedarnos, yo al menos, con la palabra, con su magia, una vez más, con la emoción hasta dentro, dentro, y que me den lo mismo los controladores???
Mejor dicho, casi doy las gracias a los controladores porque sin ellos yo no habría leído esto…
Bueno, ya sabes, que me encanta….muchísimo… muchísimo…….
Todo depende de nosotros, de cómo miremos las cosas, de nuestra mirada, sabiendo que la belleza está en nuestros ojos, no en las cosas que miramos….
Y después estáis los otros, los que nos hacéis tan fácil mirar y emocionarnos, leer y emocionarnos.
Así que yo espero impaciente cada entrada de tu blog-vida.
tus pájaros no son solo libres, son mágicos Manuel. Gracias por compartir con quienes te queremos y admiramos estos momentos de luz.
Tus palabras vuelan alto, tus sentimientos toman tierra, para permitirnos a los que vamos a pie deleitarnos con tus sueños entre algodones… Felicidades
Podemos soñar nosotros… con una nueva entrada?
Ánimo; seguro que ahora, (en estas fechas tan señaladas) salen «solas» las cosas.
Sería una bonita «postal de navidad»